Siempre me he considerado un optimista de la vida, de la moda, del arte, de los diseñadores. Sí, lo juro, siempre que alguien (mi adorada Diablesse por ejemplo), destripa sin piedad a algún ingenuo creador o celebridad, el pequeño ser inocente que habita dentro de mí dice: ¡No!, alto, algo debe de tener que lo hace merecedor del lugar en donde está. Bueno, el caso es que de cuando en cuando la vida me da una estruendosa cachetada de realidad con cosas como esta:
Sí, sí, es el perfume de Daddy Yankee. Sí, es bueno para usted si es fan del reggaetón, de la cerveza dominguera, la uña postiza con brillantitos o el fútbol mexicano. Corra y cómprelo en caso de que sí, en caso de que no, sufra conmigo y no olvide que de todas formas, vale la pena soñar un poquito. ¡Les quiero!