Manolo Moda

No cabe duda que con la nueva edición de VOGUE París, la editora francesa Carine Roitfeld deja muy clara su pasión por los años noventa. Cindy Crawford es la protagonista del editorial y empapa el papel couché de recuerdos sexies, cuerpos atléticos y estilismos dignos de décadas pasadas. Algo a lo que seguramente Diable reaccionará encantado.

Aunque estoy en total desacuerdo por el regreso de las antiguas tops, en esta ocasión le otorgo el beneficio de la duda a Roitfeld y sólo porque logró que Cindy no se pareciera a Cindy. Miren y juzguen:

Ya vimos a Claudia regresar a las páginas de la Vogue y la Harper’s con su famoso ojo chueco y ese look de matrona alemana que a Karl Lagerfeld tanto le gusta. Linda hizo lo propio gracias a la decidia (o visión) de Miuccia Prada. Y tanto ha sido el auge de regresar a las otrora inalcanzables ‘tops’ a las campañas y los desfiles, que hasta a Naomi con todo y su mal genio y su cara de pocos amigos protagoniza por ahora la nueva campaña de YSL. Y la pregunta de su servidor, fan de lo nuevo aunque respetuoso de lo ya establecido, es: ¿dónde demonios está Cindy?

Foto de Steven Meisel

¿Porque nadie se ha atrevido a revivirla? Y perdonen ustedes hordas de fanáticos de las tops, pero si hay una representante icónica de tal generación es ella, la reina del aerobic y de la portada de Sports Illustrated, la que un día posaba en Valentino y al otro día en el más diminuto bikini amarillo. Y aunque seguro la Diablesse querrá quemarme en leña verde por hacer esta petición debo decir que me gustaría verla de nuevo. No como para que regrese y se robe todas las campañas, pero si igual en una junto a Gisele o hasta con Kate. Mientras tanto usted puede hacer conjeturas sobre su paradero guiándose con las siguientes opciones:

1. Está en algún pueblo gringo dirigiendo algún proyecto de investigación científica extraño patrocinado por la NASA.
2. Está perdida en el anonimato porque fue víctima de la llamada lepra de las modelos, de esa misma de la que recientemente se contagio Kurkova.
3.Está por ahí dando clases de aerobics a gente como Dina Lohan y Rachel Zoe.
4.Está muerta y desaparecida porque Anna Wintour se cansó de ella y su afición por enseñar más de lo que a Vogue le gusta y simplemente la mando a matar.

Ahora sí que yo no sé, así que cualquier noticia sobre su paradero será bien recibida. Si la ven por ahí perdida mándenla a mi casa. Je je. ¡No a la de Diablesse por favor!

¿Quien más que Marc Jacobs podría llevar a la censuradísima M.I.A. en una de sus campañas?

M.I.A. no es sólo una genial cantante y compositora, sino también una gran artista conceptual que adora el graffitti y el rap y cuyo trabajo ha sido incluso nominado al Alternative Turner Prize. De belleza común no podemos hablar, pues lleva en los ojos las contradicciones más duras que el oriente y el occidente pueden traer consigo, lo malo, lo bueno, la guerra, la paz y todo el intermedio mezclado a ritmo de protesta y con labios rojos.

No sé a ustedes, pero a mi me recuerda un poco a las poses sexosas a las que alguna vez nos acotumbró Cindy Crawford.

Que bueno que la irreverencia de Marc Jacobs lo lleve a hacer cosas como ésta y que además siga demostrando que la belleza no tiene porque ser rubia o del este de Europa, sino que se encuentra dentro de cada uno de nosotros y depende de cómo queramos mostrarla. Porque eso, eso es el goce de la moda.