Hace cuarenta y cinco años llegó a este mundo uno de los artistas más grandes que ha podido dar la ciudad de Nueva York: Marc Jacobs. Su talento para hallar lo grande en lo sutil y para volver lo más complejo un sueño sencillo, le ha ganado el respeto de la crítica (que alguna vez se ensañó con él) y sobre todo, un ferviente séquito de admiradores en todo el mundo. Nadie como Marc para provocar miles de cejas levantadas y luego reverencias exacerbadas.
Un genio que viste de camisa blanca y Vans
Gracias Marc, por enseñar al mundo que la moda es divertida y es para vivirse, no para pretenderse o temerle, no para odiarle, sino para amarle y hacerle parte del acontecer diario de nuestras vidas. Gracias por no tomártelo tan en serio y al mismo tiempo poner todo tu empeño en lo que haces. Gracias por demostrar también que en América se saben hacer las cosas y que hoy más que nunca, la moda no tiene nada que ver con las razas, las anatomías o los credos. ¡Un abrazo desde aquí!