El primer paso de Ricardo Tisci en el mundo de la ropa masculina es desde mi punto de vista un auténtico éxito, que augura al diseñador un futuro lleno de innovaciones por brindar al mundo. ¿Porqué? Pues porque aunque a primera vista su colección parezca un tanto revisitada y hasta difícil de adaptar, el talento de Tisci ha hecho de cada una de sus piezas exquisitos universos con cientos de miles de interpretaciones posibles, que darán a los amantes de la moda, desafíos felices, dignos de todo guerrero del glam.
Piel, encaje, shorts y hasta la clásica camisa blanca caben perfectamente en el universo Givenchy. Para todos los que se atrevan y los que entienden que la moda no es cuestión de reglas estrictas, ni de regionalismos obtusos o recomendaciones de tabloide semanal. La moda, como el arte, es divertimento de pocos, alimento del alma.
A eso saben las piezas de Tisci, a innovación infinita, a gusto exquisito, extraño, poco común y hasta divino. Se traducen en una camisa que no es para todos y camisas que prometen sueños comunes forrados de dorado.
Enhorabuena para el diseñador que una vez más logra demostrar al mundo que sus detractores podrán formar ejércitos, pero su talento es la mejor de sus armas.
El Diable loves Givenchy….