Valentino: Resort Collection
By DiablesseLa gran señora ha descendido de su pedestal, ya no hay elegancia suprema, el look Valentino ha degradado su presencia. Tal vez si no llevara ese emblemático nombre a cuestas, la colección presentada por Alessandra Facchinetti merecería otras palabras. Pero parece que no las quiere, que se aferra a su apariencia misma y que intenta un equilibrio perdido.
La dama ya no es la misma, ahora sus lágrimas visten las telas. Pálidas, desangeladas, sin playa y sin sol. Lloran por el fantasma que por vagos momentos aparece, por la esfinge de un hombre que encumbró su belleza para después abandonarla a honras del capitalismo exagerado. La leyenda se fue y con ella la esencia de una mujer construída bajo el arte de Valentino Garavani.
¿Quién eres ahora, mujer triste? Has caído en la incertidumbre de no saber para quién vistes. No lo haces por el amor de tu vida, tampoco para el crucero prometido, mucho menos para ti misma. Hoy te viste el desgano, la desesperación de no conocer la fórmula alquimista que una la majestuosidad del pasado con las ganas de seguir del presente.
Recuerdos de Gucci. Increíble que una oración así quepa en una pasarela de Valentino. Ha llegado el momento de ignorar la belleza porque no es suficiente. Las prendas se funden con la inutilidad de un muro, con la inexpresividad de un corte repetitivo, con la añoranza maldita de lo que no volverá a ser. Él se ha ido y hoy más que nunca debió quedarse, porque en el centro del pecho hay un vacío que grita callado, que suplica la presencia femenina envuelta en flores, en bordados, en historia.
El rojo y la noche se convierten en obligación. Deben de estar presentes, es lo que dicta la norma. Pero no es lo que ordena el corazón cuya sangre se ha vertido desalmada sobre unos cuantos metros de tela para que nadie se pregunte dónde ha quedado el rojo Valentino. Ya no hay esencia, sólo color. Y el largo de las galas cae como los ángeles que han sido desterrados del paraíso, taciturnos, sin fuerza. El hada ha perdido el encanto nocturno, ya no hay fiesta en el ambiente, la música se ha quedado sorda. Valentino está deprimido y se lo debemos a Facchinetti.