Más de un millón de personas saben lo que pasó anoche, así que mejor vayamos al grano y démosle la bienvenida al análisis manolesco de la majestuosa entrega del Oscar. Sin embargo, antes de comenzar quisiera advertir que lo que a continuación se presenta es una visión distinta de lo que estamos acostumbrados a ver. ¿La razón? No me gusta lo obvio y ya está muy “repasado” eso de los mejor, los peor, las tendencias, las bonitas, las feas, los ganadores y los perdedores. Mejor que cada quien decida basado en sus propios gustos, ¿no?
LA DIFERENCIA ENTRE UNA NOCHE DE AMOR Y UNA DE PASIÓN
Cate Blanchett con un vestido de Dries Van Noten y Jessica Alba con uno de Marchesa, marcaron la redondez de un noche repetitiva y sin sorpresa. En lo personal, me quedo con el glamour desenfadado de Cate, porque a “ni siquiera mi embarazo me hace feliz” Alba le falta mucho para tener la gracia de una estrella. Además, me cae mal porque le da vergüenza ser latina y ¿saben qué? A mi también me da vergüenza que lo sea.
PAPACITO BARDEM
Porque no necesita de un Oscar para verse bien y que su talento sea reconocido. Un hombre adorable que preferió a su madre sobre Penélope Cruz y que nos recordó, durante unos segundos, que el español suena mejor que el inglés. Además, portó la mejor combinación de la noche: una personalidad encantadora y una sonrisa de ganador (aún antes de saberlo).
HECHOS CON EL MISMO MOLDE
Desde ayer no puedo dormir pensando si lo que llevan en la punta de la cabeza es injerto, pintura en aerosol o un lunar. Eso no puede ser cabello, definitivamente. Tal vez, el estilista de John Travolta y The Rock haya sido graffitero en sus años mosos, porque es de reconocer, que les quedó muy parejito y sin salirse de la raya.
Y EL OSCAR AL MEJOR ACCESORIO ES PARA…
He decidido que hay un empate. En primer lugar, se lo otorgo a la desapercibida novia de George Clooney por llevarlo, precisamente a él, como accesorio. Una decisión sumamente acertada, ya que nadie la habría volteado a ver si no lo hubiera hecho. Es más, por un momento creí que se trataba de una de las “señoritas” que ayudaban a cargar las estatuillas. En fin…
Y en segundo lugar, la mención es para Nicole Kidman y su maravilloso collar, ejemplo nostálgico extraído de los años 20’s y deliciosamente enmarcado por la belleza de cientos de brillantes.
PÁLIDAS, LINDAS Y MIS FAVORITAS
Marion Cotillard llegó tan sirena y tan perfecta con el diseño de Jean Paul Gaultier, un estilismo que refresca la mirada con sus aires sensuales, femeninos y muy franceses. Por su parte, Keri Russell arribó como la más sutil de todas las mariposas y esque con un Nina Ricci no hay más remedio que dejarse llevar por el romance y la suavidad. Finalmente, una obligada de la alfombra roja, Reneé Zellweger, de la mano de Carolina Herrera y la visión inspirada en las celebridades clásicas que se rehúsan a desaparecer. Lástima de espalda, porque se veía como Oscar de la Hoya con vestido y desde atrás.
EL ANTI-GLAMOUR
Para los amantes incansables que no pierden la esperanza de mirar algo distinto en los asistentes, tenemos a la inconfundible actriz, Tilda Swinton. Ella es, sin duda, el polo opuesto de la acostumbrada dama vestida de rosa pálido, con el cabello rubio prolijamente prendado en un moño y cubierta del maquillaje perfecto que dura la noche entera. Sin embargo, la clase de Tilda es incuestionable, ella camina con su Lanvin como si fueran uno mismo y no necesita de otra cosa que no sea su belleza naturalmente andrógina. Thank you, Swinton!
Hasta aquí llega la primera parte de este gran compilado, pero mañana vendré con más, no quiero cansarlos. Probablemente, sus ojos no hayan visto otra cosa que no sean Oscars, Oscars y más Oscars. Así que, aguarden pacientemente la llegada de otra ronda llena de oro, diamantes, vestidos largos y errores exquisitos. See you later, alligator!